El título del presente comentario, Ahora no es ahora, tiene el propósito de llamar la atención sobre el hecho cierto de que el lenguaje, los idiomas y, en este caso, el idioma español, está lleno de ambigüedades y hasta podríamos decir que de contradicciones.
Veámoslo en el caso que nos ocupa. En principio entenderíamos que la palabra ahora significa ya, en este mismo instante, es decir, que alude a una acción o hecho que se da en el mismo momento.
Por ejemplo, el periodista que informa de los desastres que provoca la crecida de un río y narra a los radioescuchas: “Ahora la casa desaparece entre las achocolatadas aguas, arrastrada por la corriente”; o este otro ejemplo de la vida cotidiana: “Ahora le llega el turno al pequeño Martín, de sus ojos se escapan dos lagrimones que muestran el temor que despierta en el niño la aguja de la inyección”.
Pero resulta que en otros casos, la mayoría si tomamos en cuenta el contexto en que se utiliza este término, “ahora” significa más bien algo así como “todavía no”, “después”, “dentro de un rato”, y alude casi siempre a una respuesta que se da a una solicitud e incluso a una orden, dando a entender que dentro de un momento se cumplirá con lo solicitado u ordenado.
Todos tenemos en nuestra memoria la imagen de la madre -probablemente la propia- llamando a gritos al niño –seguro usted o yo- para que venga a hacer la tarea, y allá desde el patio, desde la calle o incluso desde la casa vecina, la vocecilla que responde: “Ahora voy mami”. Pero bien sabemos que ese ahora significa diez o más minutos.
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