Del Amor y otros Demonios: un sueño compartido
Los protagonistas y dos de las gestoras de la película costarricense, basada en el libro homónimo de Gabriel García Márquez, conversaron acerca del filme que por fin está en nuestro país.
09/04/2010
Eunice Báez Sánchez
ebaez@redcultura.com
Hace seis años, la cineasta costarricense Hilda Hidalgo emprendió la ruta hacia lo que parecía un sueño: filmar un largometraje basado en la película “Del amor y otros demonios”, del célebre escritor Gabriel García Márquez.
La “chota” y la serruchadera de piso no se hicieron esperar. Pensar que el mismísimo Gabo le daría a una mujer proveniente de un país sin tradición cinematográfica los derechos de su película, parecía un invento o una ilusión irrisoria.
En su lugar, Hilda y su amiga Laura Pacheco, una de las productoras de la película, hicieron gala de los mejores valores del tico y a punta de trabajo e inteligencia, sacaron la enorme tarea.
Hoy “Del amor y otros demonios” es una realidad, palpable en cines a partir del 9 de abril. Los dos protagonistas, la misma Hidalgo y “la otra Laura” (Imperiale, argentina, también productora del filme), nos hablaron de este sueño en una entrevista.
Pablo Derqui: “Me sentía un poco como su hermanito mayor”
¿Cuál fue el proceso para realizar un papel tan difícil? ¿Cómo fue el entrenamiento con Eliza?
El personaje Cayetano es una persona muy dada a las ideas, a las lecturas, es un bibliotecario. Una persona cuya educación ha sido siempre intelectual, es un enamorado de la mística, de la poesía de Garcilaso de la Vega, de quien cree ser descendiente.
Yo lo que hice por mi cuenta fue intentar hacer una lectura de lo que él podría haber leído y lo que el propio García Márquez cuenta que lee y por lo que está apasionado, a partir de ahí fui creando el imaginario que el personaje tenía.
Con Eliza lo que trabajábamos era intentar ejercicios que nos llevasen a estar muy cómodos el uno con el otro, de cara a poder hacer las escenas más emotivas. El amor entre ellos dos es un amor muy cándido, muy primerizo, muy inocente. Entonces lo que buscamos fue eso, ejercicios que nos ayudaran para no tener ningún tipo de prejuicios.
Ejercicios de tocarnos, de mirarnos, por ejemplo: ahora yo soy una vaca y tú un gato. Entonces si estos animales están en una habitación ¿cómo harían? Digamos imagínate que el gato tiene ganas de acariciar a la vaca, y se acercan... Era muy divertido y nos moríamos de risa, pero al mismo tiempo nos familiarizábamos mucho uno con el otro. Más o menos eran cosas así, después el guión venía solo, sólo había que poner esa actitud, esa alma y las palabras salían.
¿Cuál era su experiencia en papeles anteriores? ¿Había hecho papeles similares?
No, para mí ha sido una cosa bien distinta, hasta ahora no había interpretado un papel así ni salido de la literatura. Yo conocía la novela, la había leído varias veces y me gustaba mucho. Era un reto bastante nuevo porque lo que quería era hacer llegar a la gente lo que yo también había sentido leyendo el libro. Yo como fan de la novela, no quería adulterarla ni menospreciarla. Quería intentar ser fiel, ser sincero a lo que sentí como lector. Fue nuevo, bastante nuevo.
En cuanto a papeles anteriores, yo había trabajado en otras películas en España. Casualmente una vez en una serie de televisión había hecho de cura. De un cura contemporáneo, no en una producción de época. Tampoco había trabajado en producciones de época.
¿En qué se parece a Cayetano?
Yo creo que en cuanto a la inocencia, poco. Yo soy un poco más perverso creo. Cayetano es una persona que no se ha permitido dejar que sus sentidos se liberasen. No se ha enamorado, nunca ha sentido la piel de otra persona cercana. En ese sentido es diferente, yo no soy tan cerrado en ese sentido ni emocional ni sensorial.
En las lecturas, curiosamente yo había estudiado una carrera de letras antes y me había especializado en filosofía y entendía un poquito las lecturas que él podía tener… pero no del mismo modo.
¿Cómo fue trabajar con Eliza, siendo ella muy joven y sin experiencia en actuación?
Yo creo que fue un aprendizaje para mí. Yo empecé a trabajar como actor con 24 años o 25. Ella tenía 13 cuando empezó y ¡yo me olvidé de lo que era tener 13 años!
El hecho de que fuese tan joven le da una frescura, una inmediatez, que es muy buena para cualquier actor de cine. Es muy natural, no miente y eso es muy bueno.
Además me sentía un poco como su hermanito mayor, tenía sin querer la actitud de papá un poco. Cuando pasan los 30 y llegan los 40 uno se olvida de lo que es tener 13 años, claro para ella cualquier roce podía ser un mundo. Uno se olvida de sus primeros besos… trabajar con ella también me hizo acordarme.
Eliza Triana, “Entré a un mundo de grandes”
¿Cómo fue tu preparación para el papel, tomando en cuenta que nunca estudiaste actuación?
Tomé clases de percusión, danzas africanas, expresión corporal y lengua palenquera. Tres meses antes de rodar me conocí con Pablo, y con Hilda estuvimos trabajando en Bogotá… haciendo cosas como juegos para conocernos mejor y recrear los personajes.
Vos tenías sólo 13 años cuando hiciste a Sierva María, ¿este proceso te ayudó a crecer?
Sí obvio. Es muy difícil como decir en qué. Pero sí mucho, entré como en un mundo de grandes por un momento y fue como muy nuevo todo. Aprendí mucho de cine, de la gente, de lo que quiero hacer en mi vida…
Supongo que estás en el colegio, ¿cuál fue la reacción de tus compañeros?
¡Impresionados todos! Igual siempre estuvieron súper emocionados y desde antes decían que estaban contando el tiempo para que se estrenara. Están felices y orgullosos
¿Y la de tu familia? ¿Qué dicen de verte interpretando un papel tan difícil?
No, pues felices, muy orgullosos.
En conferencia de prensa dijiste que las dos cosas que te costó más hacer fueron las escenas con Pablo y el corte de cabello… ¿Por qué fueron difíciles?
Pues es lógico no, que a una mujer le corten el pelo y de lo dejen así de chiquito… creo que a todo mundo le dolería. Y con Pablo no pues, tenía 13 años y en verdad a mí no me atrae él. Entonces es difícil actuar que te atrae mucho cuando en verdad no te atrae en lo más mínimo.
¿Cómo fue trabajar con Hilda?
Muy bien. Creo que fue como la mejor persona con la que pude empezar, en verdad fue un regalo poder haber trabajado con ella.
¿En que te parecés a Sierva María?
Hilda dice tenemos un mundo interior muy grande y un espíritu rebelde. (risas)
Ya dijimos cuales fueron los retos pero ¿qué se te hizo más fácil?
¡Nada es fácil sabes! Cada escena es un reto muy grande, fácil nada. Pero lo disfruté mucho.
¿Y cual es tu satisfacción más grande?
El resultado. Creo que en verdad quedó la intención.
Hilda Hidalgo y Laura Imperiale: “El cine es un embajador”
Cuando empezaste a concebir la idea y empezó s sonar por ahí el proyecto de la película, ¿cuáles fueron las reacciones? ¿Cómo fue el apoyo?
Hilda: Obviamente que sonaba surrealista (risas), sonaba como una empresa muy compleja y como un reto muy grande. Pero también había, desde el principio, un planteamiento para hacer una producción con un esquema distinto, que nos permitiera hacer una película con una factura técnica impecable, sin perder la libertad creativa. En ese sentido, Laura Imperiale es la artífice principal de ese esquema, que es realmente es novedoso y muy sui géneris en Costa Rica y Centroamérica.
Laura: En realidad ese esquema de producción lo armamos entre todos. Lo que yo puse o contribuí fue un poco la experiencia de cómo lograr aquello que nos habíamos planteado, pero en realidad ¡no fue una cuestión mágica! Ya había una serie de elementos que Laura (Pacheco) y Hilda ya habían trabajado y yo lo que hice fue como ordenarlos.
Hilda: También es cierto que esta película es una coproducción, Costa Rica – Colombia, y es la primera que se hace dentro del marco de la CACI, que es la Conferencia de Autoridades Cinematográficas de Iberoamérica, que es la CONCACAF del cine por decirlo de algún modo. Entonces una buena parte del financiamiento de esta película y la mayoría del financiamiento se levantó en Costa Rica de inversión privada.
Laura: Esto sí marca un hito.
Hilda: Marca un hito, es extraordinario. Contamos también con el apoyo del programa Ibermedia, porque Costa Rica está viviendo un momento muy particular y esta película se inserta en él. Esto en el sentido de que el estado costarricense decidió apostar también, al adherirse a Ibermedia, y “Del Amor y Otros Demonios” es una de las primeras películas que recibe apoyo de este programa.
Y todo este apoyo de capital privado en Costa Rica lo que refleja es esta conciencia de que es necesario que haya un cine nacional.
Laura: El cine realmente es como un embajador del país en el mundo, entonces si de alguna manera un país quiere existir tiene que también tener cine, tiene que tener cultura, aparecer en el ámbito de la cultura. Y el camino más seguro para eso es el cine, porque es el medio masivo, hay festivales donde la presencia de un país cuando llega una película llama la atención y lo pone en el mapa.
Hilda, vos señalabas en conferencia de prensa que esta película tiene una mirada intimista ¿cómo crees que el público tico y el público joven va a recibir esta visión diferente a lo que la mayoría está acostumbrado?
Hilda: Creo que esta película no tiene edad, así como el tema central que trata que es el tema del amor. Cualquiera que se haya enamorado alguna vez en su vida, independientemente de la edad que tenga, y haya tenido esa certeza de que ese amor es para siempre, puede identificarse con la película de alguna manera.
Laura: Es una gran historia de amor universal en donde hay muchos niveles de lectura, dependerá de si te enganchas en el ritmo, la magia que la película plantea y así te llegas a conmover. De pronto no te cantó al oído como debía y no te enganchaste. Tiene más bien que ver con la sensibilidad de cada uno, eso no implica que uno sea más o menos sensible, sino más bien con cómo te llega lo que está ahí puesto, que tiene que ver con cosas inconscientes: cómo te criaste, lo que para ti significa la vida, los colores.
Hilda: Además Sierva María, tiene 13 años. Entonces sí ha ocurrido que esa historia, “El Amor y Otros Demonios” mueve mucho a los adolescentes. Existe una empatía.
¿Creés que se necesita mucho del libro para entender la película?
Hilda: Creo que todos los que adaptan de un género a otro, tienen por delante el reto de hacer una obra con vida propia. Entonces efectivamente esta película es fiel a la esencia de la novela, pero tiene vida propia también.
Laura: en verdad la película se entiende por sí misma. Si no leíste la novela puedes ver la película y tiene su propio mundo. Ahora si quieres leer la novela te dará otra lectura. Pero en realidad la película es en sí misma una obra.
Vos decidiste prescindir de la historia de los padres de Sierva María, así como de otros elementos ¿por qué esa decisión?
Hilda: Lo primero que ocurre en el proceso de adaptación es que uno elige un punto de vista, y en este caso elegí contar la historia desde el punto de vista de Sierva María. Esta protagonista de 13 años que está en pleno despertar de su adolescencia y de su sexualidad también, que quiere saber a saben los besos. Desde esa mirada y esa subjetividad de ella que quería reinterpretar esta historia. Centrándome además en la relación que surge entre ella y Cayetano.
El proceso de guión suele ser un proceso muy solitario muchas veces, pero al igual que todo el proceso de hacer una película también es un trabajo en equipo. De hecho Laura Imperiale también contribuyó.
Y el guión se termina de escribir en la edición y esta película no fue la excepción. El proceso de edición fue largo, un proceso de seis meses donde trabajamos en México con Mariana Rodríguez, la editora.
¿Cuál fue el reto más grande?
Laura: En el proceso no sé, pero el reto más grande a nivel de la la obra creo que era encontrar el punto exacto de la relación amorosa. Creo que fue una de las preocupaciones siempre.
Laura: Por eso la elección de la protagonista era tan complicada. Porque era buscar una chica que estuviera justamente en la transformación de la niñez a la adolescencia y que no tuviera esta cosa ya de mujer vivida de mujer adulta
Hilda: También Cayetano porque era complejo encontrar un hombre con esa profundidad intelectual, con esa madurez de pensamiento y a la vez con esa inocencia o esa candidez necesaria para poder enamorarse como cuando tenía 14 años.
Y finalmente me parece, justo ahora que vamos a estrenar la peli, que es una hazaña mayor distribuirla que producirla, por más increíble que parezca.
Laura: Pero creo que un reto grande, es que realmente Hilda logró tener un guión que enamoraba a la gente. Le llevó un gran trabajo y fue duro. Ella escribe muy bonito, es un guión que más allá de que narra una historia para ser filmada en sí misma podría ser una obra.
Esta película viene abrir el camino para el largometraje, ¿tenemos que esperar 5 años más para ver una película de esta envergadura?
Laura: Creo que de alguna manera se marcó un estándar de donde partir para las siguientes películas y la calidad que el público tico va a esperar de las próximas películas costarricenses.
Una película como esta abre un espacio… pero ¿qué falta, no sólo para que se haga cine, sino para que se coloque como un bien de consumo?
Hilda: Cuando me preguntan que falta lo primero que pienso es en esa Ley de Cine que está en la Asamblea Legislativa. Todos los que trabajemos en algo relacionado con audiovisual, ya sea cine, y video, videoarte, animación, internet, deberíamos estar presentes y hacernos oír para que efectivamente exista una ley que apoye la actividad audiovisual en Costa Rica. Sin ese incentivo estatal es muy difícil levantar una industria.
Y por otro lado hay que conquistar las pantallas. Y conquistando las pantallas se conquista al público. Creo que la última película que se estrenó acá en Costa Rica, “Gestación”, demostró que los costarricenses sí quieren ver cine propio. Es una cuestión de que exista esa posibilidad para el público.
¿Cuál es la satisfacción más grande?
Hilda: Para mi de verdad la mayor satisfacción de concluir estos seis años de camino son las relaciones profesionales y personales que se forjaron en el camino. Veo para atrás y digo, esto sí que es para siempre.
Laura: La satisfacción de lo hecho. Aquello que se soñó se logró. Veo la película y me conmueve, y me siento identificada y de golpe digo “¡sí, la hicimos nosotros!”.
Entonces creo haber participado del proceso creativo, más allá del puesto que ocupaste, es ver el producto de tu trabajo, de tu accionar, y que todo eso fue esta comunidad de gente que decidió y se empeñó en lograr esto que hoy vemos… es la magia del ser humano y de cuando el ser humano se propone algo puede hacer algo realmente querido.
Hilda: Sí es cierto, es un sueño compartido.
Laura: Y con un capitán de barco muy claro, que fue Hilda y lo supo manejar.
Ahora que decís capitán de barco, es un tremendo barco… es enorme, es tu ópera prima. ¿Cómo te sentís luego de realizarlo?
Hilda: Me siento feliz. Estrenar en Costa Rica es como cerrar un ciclo, donde nació. Porque desde el principio yo la quise hacer desde Costa Rica, yo quería que esta fuera una producción costarricense y me siento muy orgullosa de eso. Porque a pesar de que los espectadores seguramente van a decir pero no hay actores costarricenses, no se filmó en Costa Rica, ¿por qué es costarricense? Pero es porque hay una comunidad de costarricenses que la hizo posible, que está ahí detrás.
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