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29 julio 2009

Tradiciones Ticas - La Carreta y el boyero costarricense

"No pretendamos poner la carreta, delante de los bueyes. . ."
El boyero, los bueyes y la carreta han estado presentes en el diario vivir, participando activamente en todas las labores del campo y en el desarrollo de nuestro país.
Aunque su era de oro ha concluido, la carreta es en nuestro país uno de los legados materiales más importantes heredados de nuestros abuelos y es símbolo nacional sin temor a equivocarse, su espíritu de trabajo; y su humildad la deja inscrita en el alma de los costarricenses.
Una carreta propia, que adaptó su estructura tradicional al medio geográfico, se transforma en huella imborrable de nuestra nacionalidad, es además, particularidad y singularidad en un aporte a la cultura, al arte y a la técnica, que nos otorga reconocimiento universal.
No solamente expresa folclor; aún cuando la sustituyen los modernos motores, todavía transita lentamente por los caminos. Su aroma no es solo de cafetal, también de trapiche y de leña; es la madrugadora, es la del sol cuando está en el cenit; infatigable por los caminos polvorientos o lodosos, por los trillos que se abrieron en la montaña virgen. Es también la asociación indisoluble de los bueyes y el boyero.
Nuestra carreta fue la compañía inseparable al mundo exterior, acarreó al grano de café, incansablemente; con tan sólo el cantar de ejes bulliciosos, canto melodioso del que se sentía orgulloso; traía de retorno noticias y bienes de ultramar. Su presencia fue el testimonio en el fervor de las celebraciones religiosas y festivas, y también en el fervor político y en los momentos más importantes de la familia campesina costarricense.
La carreta abrió las puertas del progreso a nuestros antepasados, construyó nuestra patria, constituyó una herramienta primordial en la construcción de nuestras edificaciones, iglesias y poblados en la recolección de los cultivos.
Humanista, su servicio se hizo extensivo en el transporte de los enfermos; pero también se enamoró, paseando a escondidas de las parejas amorosas de los campesinos. Indudablemente, la empatía natural del campesino costarricense hacia su carreta hizo que amorosamente la impregnara de luz, color, textura y canto y la identificó con una decoración peculiar, el tributo de su cariño.
Una carreta fiel y bondadosa, con su belleza, mostradora de su capacidad a toda prueba, que marcaría nuestro destino nacional, un hito histórico de la mayor importancia para discernir nuestra identidad cultural de nuestra nación.
Durante cien años, hasta la entrada de los vehículos, las carretas pintadas fueron el eje del desenvolvimiento económico del país. La carreta costarricense se diseñó para superar las dificultades que presentaban nuestros viejos caminos, como: lodazales, cuestas, curvas cerradas, duros pedregales, hondas quebradas y otros.
Con el fortalecimiento de la actividad cafetalera, se intensifica el uso de la carreta, que pasa a ser el mejor instrumento en el esfuerzo del país por producir y exportar el grano de oro. El camino a Puntarenas exigió la multiplicación de carretas. El café y la carreta garantizaron el empeño de Costa Rica pro desarrollarse y pro general riqueza pública. La edad de oro de las carretas puede ubicarse desde 1850 a 1935.
La cureña: Es una carreta rústica sin laterales, pintoresca y pesada, dedicada exclusivamente al acarreo de trozas y madera aserrada. Es una herencia española y es la precursora de la carreta típica.
Los colores de los bueyes: zardo, cuba, moro, pinto, palomo, bayo, canelo, alazán, josco, choto, cenizo, ahumado, parcino, pardo, carbunco, careto y forastero.
La carreta fue decretada Símbolo Nacional del 22 de marzo de 1988, mediante Decreto N°18197-C, publicado en la Gaceta N°131 el 11 de junio de 1988; en la Administración del presidente Dr. Oscar Arias Sánchez.

El 25 de noviembre del 2005, la UNESCO proclama la tradición del "boyeo" y la
carreta típica de Costa Rica como: Obra Maestra del Patrimonio Intangible de la
Humanidad.

Antropólogos que realizaron las investigaciones, el "boyeo" -tradición de los boyeros, los bueyes y las carretas_ incluyen una gran cantidad de saberes, conocimientos y prácticas que no son tangibles, pero nutren, unen y fortalecen la tradición.
Se reafirma una parte muy costarricense que no se repite en ninguna otra parte del mundo.

Tomado de
"Para siempre Tradiciones Ticas" Volumen 1 / Sandy.-3a. ed.-

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