Un vaso de agua, ¡por favor!
A la una de la tarde, el sol inmisericorde apunta sus rayos con firmeza sobre las playas de Manuel Antonio. El calor se convierte en una sensación insoportable y las gargantas piden a gritos algo que las refresque y les permita apaciguar la sequedad. Juan, desesperado por la sed, decide acudir a uno de los restaurantes más cercanos para saciar su necesidad. Cuando llega a un restaurante, un joven le pregunta qué desea.
-¿En qué le puedo servir?
-Un vaso DE agua, ¡por favor! -le indica Juan al mismo tiempo que limpia su frente sudorosa.
-¿Querrá decir un vaso CON agua?
-¿Cuál es la diferencia? -pregunta Juan con un tono de desesperación.
-Un vaso puede ser hecho de vidrio, de papel o de plástico pero no de agua. -le explica el joven con orgullo.
Juan, confiado en sus conocimientos del lenguaje, le hace ver al hombre que está cometiendo un eror con su corrección y le aclara la situación.
-Señor, usted tiene razón al decir que un vaso no puede ser hecho de agua. Su punto es correcto. Nosotros usamos la preposición DE para indicar de qué materia está hecho un objeto, pero, por tropo, nosotros atribuimos la materia contenida al objeto que la contiene, y decimos "Un vaso DE agua". La materia puede ser en sentido figurado.
-Y ¿qué significa tropo?
-En Retórica, tropo es el empleo de las palabras en sentido distinto al que propiamente les corresponde, pero que tiene con éste alguna conexión. La preposición DE en esta situación también se usa en frases que indican medidas. Imagínese que usted quiere hacer un queque de frutas y en la receta le piden que le ponga un vaso DE jugo de naranja. Es lógico que el vaso no está hecho de jugo de naranja, pero ¿cuánto jugo le pone usted al queque si no un vaso completo porque esa es la medida que le piden?
El hombre, confundido pero convencido por la explicación, le pide a su compañero de trabajo, "Un vaso DE agua para el señor, ¡por favor!"
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